actuación visual
La habilidad de mudar la visión de un objeto a otro, o de un punto de una imagen a otro, puede ser mejorada rápida y dramáticamente. No hay razón para seguir dependiendo de los viejos hábitos de percepción que nos mantienen flojos, inhibidos, atrasados y fríos para la vida.
Como en todo lo físico, el incremento de la musculatura, fuerza y coordinación oculares se logra por medio de ejercicios conscientes, de la observación profunda de los movimientos y de la integración mental y fisiológica. Al igual que cualquier otra parte del cuerpo, los ojos responden a una atención aumentada. Aquí también el primer factor a considerarse debe ser la respiración.
Cuando conduciendo un vehículo estamos pendientes al mismo tiempo de la luz roja y puede ser de un ciclista en el retrovisor o realizamos cualquier actividad que requiera observación regular de más de un solo punto, efectuamos un acto atlético. Si al hacerlo estamos tensos o ansiosos, con seguridad encontramos nuestra respiración superficial e irregular; esto interfiere tanto en la provisión de oxígeno y en la concentración mental como con la actuación visual.
Luego de tomar conciencia de la respiración, el siguiente paso es integrarla con la visión. Luego, si también está consciente de los movimientos oculares, éstos se pueden hacer con menos tensión, con más facilidad, coordinación y eficiencia.
Mire el siguiente círculo. Vaya de una sección a otra coordinando con su respiración; permita que sus ojos se muevan a lo largo de la circunferencia. Note qué sienten cuando hace este ejercicio en apariencia simple.
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